En la sociedad actual, es importante tener una imagen que se proyecte positivamente, ya que la imagen que los demás se formen de nosotros, a partir de una primera impresión, es la que generalmente permanece, y la que muchas veces, abre o cierra las puertas hacia nuevas oportunidades.
Hoy día, estamos sumergidos en una sociedad en donde la imagen personal cada vez se hace más importante, en donde crecen y evolucionan las exigencias y los deseos, en esa sociedad estamos viviendo y debemos asumirla. No podemos dejar la imagen personal a un lado, porque cada vez cobra más fuerza como requisito indispensable para el ámbito personal y el profesional, es la tarjeta de presentación que a todos nos toca exponer socialmente, una y otra vez.
Todas las personas proyectamos una imagen frente a los demás, que comienza a formarse a partir de nuestros aspectos físicos, se fortalece con todo aquello que dejamos ver de nosotros y se consolida con lo que los demás perciben e interpretan de cada una de nuestras actitudes.
Pero la imagen no es solo cuestión de maneras de actuar, estilos de vestir y modos de arreglarse; la forma como nos comunicamos determina también nuestra imagen personal. Las palabras revelan nuestro conocimiento, grado de educación y respeto hacia los demás, la entonación y el lenguaje corporal también son aspectos determinantes.
La entonación, así como el contacto visual, los gestos, el manejo de las manos y nuestra posición corporal, revelan la veracidad de nuestros mensajes, la forma como nos sentimos y nuestro grado de seguridad o incomodidad frente a determinadas situaciones. Cuando trabajamos en la creación de una determinada imagen que queremos proyectar lo importante es conseguir que ella refleje lo que realmente somos.